El Órgano de Santo Tomé

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS DEL ÓRGANO

PRIMER TECLADO

Flautado 8 (en fachada)

Violón 8

Octava 4

Docena 2 2/3

Quincena 2

Nasarda 1 1/3

17º 13/5

Lleno 4 hileras

Corneta. 4 hileras, M.D.

Trompeta 8. (partida)

SEGUNDO TECLADO

Flauta Chimenea 8

Corno 8 (C – B transm.)

Octava Nasarda 4

Quintadena 4

Quincena Nasarda 2

19º. Nasarda 1 1/3

Címbala 3 hileras

Cromomo 8

Oboe 8

PEDAL

Subbajo 16

Flautado 8

Bordón 8

Octava 4

12º + 15ª

Bombarda 16

Chirimía 4

Teclados: C – g»’. (56 teclas)

Pedal: C – f’. (30 teclas)

Tres acoplamientos: I al pedal II al pedal y II a 1-

Sistema mecánico para teclados y registros

Secretos de correderas

Son tubos nuevos para

  • Flautado 8  56

  • Docena 2 2/3  56

  • 17.ª  56

  • Trompeta 8  12

  • Como 8  44

  • Octava Nasarda 4  56

  • Cimbala  36

  • Subbajo 16  6

  • Bordón 8  30

  • Bombarda 16  30

  • Chirimía 4  30

Formado por 2 Teclados y un pedalier mecánicos con cuatro secretos de correderas, uniones de ambos teclados y con pedal, tanto I como II teclados.

27 Juegos con dos registros partidos de cometa de mano derecha y trompeta real en ambas manos.

Este órgano se termino de contruir en 2003.

ÓRGANO CONSTRUIDO POR GERARD ALBERT C. DE GRAAF

Gerard A. C. de Graaf es un afamado organero holandés internacional que desde el año 1970 vive donde ha desarrollado su labor profesional más reconocida, España.

En 1944 empieza a trabajar como organero con el maestro holandés Spanjaard en Amsterdam.

Diplomándose en 1956 en Osnabrück como «Orgelbaumeister» publica «Literatura sobre órgano» en 1957, año en el que también organiza el 1.er congreso internacional de Organeros en Amsterdam siendo hasta 1969 vocal de la junta de la Internacional Society of Organbuilders de la que será presidente desde 1982 hasta 1990.

En 1958 funda su propia firma en Amsterdam cuya actividad es desarrollada por toda Europa destacando los trabajos realizados en Holanda, Bélgica, Alemania y España. Es en nuestro país donde ha sido más prolífico contándose en más de medio centenar los trabajos realizados entre otros: los órganos central y lateral de la Catedral de Badajoz, la Iglesia de Santa María de Gracia en Barcelona, Universidad de Salamanca, Colegiata de Calatayud, Monasterio de Santa Mónica de Bilbao, Basílica del Pilar de Zaragoza, Iglesia de Justo y Pastor de Toledo, Iglesias de Méntrida y Alcabón.

Actualmente está restaurando el órgano de la Iglesia de los Jesuitas de Toledo.

IMAGEN DE NUESTRA COMUNIDAD EN LA BENDICIÓN DEL NUEVO ÓRGANO DE LA ANTIGUA CAPILLA DE RATISBONA 13-IX-2006

Esta venerable casa de Dios, la basílica de “Nuestra Señora de la Antigua Capilla”, como vemos, ha sido restaurada de modo espléndido, y cuenta ahora con un nuevo órgano que, en este momento, será bendecido y destinado solemnemente a su finalidad: la glorificación de Dios y la edificación de la fe.

Fue un canónigo de esta colegiata, Carl Joseph Proske, quien dio en el siglo XIX un impulso esencial a la renovación de la música sacra. El canto gregoriano y la antigua polifonía vocal clásica se integraron en la composición litúrgica. El cuidado de la música sagrada litúrgica en la “Antigua Capilla” tenía una importancia que se extendía más allá de los confines de la región y hacía de Ratisbona un centro del movimiento de reforma de la música sacra, cuyo influjo llega hasta el presente.

En la constitución sobre la sagrada liturgia del Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, se pone de relieve que “el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la liturgia solemne” (n.112). Esto significa que la música y el canto son algo más que un embellecimiento –tal vez súperfluo- del culto, pues forman parte de la actuación de la liturgia, más aún, son liturgia. Por tanto, una solemne música sacra con coro, órgano, orquesta y canto del pueblo no es una añadidura que enmarca y hace agradable la liturgia, sino un modo importante de participación activa en el acontecimiento cultural.

El órgano, desde siempre y con razón, se considera el rey de los instrumentos musicales, porque recoge todos los sonidos de la creación y -como se ha dicho hace poco- da resonancia a la plenitud de los sentimientos humanos, desde la alegría a la tristeza, desde la alabanza a la lamentación. Además, trascendiendo la esfera meramente humana, como toda música de calidad, remite a lo divino. La gran variedad de los timbres del órgano, desde el piano hasta el fortísimo impetuoso, lo convierte en un instrumento superior a todo los demás. Es capaz de dar resonancia a todos los ámbitos de la existencia humana . Las múltiples posibilidades del órgano nos recuerdan, de algún modo, la inmensidad y la magnificencia de Dios.

El salmo 150, que acabamos de escuchar y de seguir interiormente, habla de trompas y flautas, de arpas y cítaras, de címbalos y tímpanos; todos estos instrumentos musicales están llamados a dar su contribución a la alabanza de Dios trino. En un órgano, los numerosos tubos y los registros deben formar una unidad. Si en alguna parte se bloquea, si un tubo está desafinado, tal vez en un primer momento solamente lo perciba un oído ejercitado. Pero si varios tubos no están bien entonados, entonces se produce un desafinamiento, y esto comienza a ser insoportable. También los tubos de éste órgano están expuestos a cambios de temperaturas y factores de desgaste.

Esta es una imagen de nuestra comunidad en la Iglesia. Del mismo modo que en el órgano una mano experta debe hacer continuamente que las desarmonías se transformen en la debida consonancia, así también en la Iglesia, dentro de la variedad de los dones y los carismas, mediante la comunión en la fe debemos encontrar siempre el acorde en la alabanza a Dios y en el amor fraterno. Cuanto más nos dejemos transformar en Cristo a través de la liturgia, tanto más seremos capaces de transformar también el mundo, irradiando bondad, la misericordia y el amor de Cristo a los hombres.

En definitiva, los grandes compositores, cada uno a su modo, con su música querían glorificar a Dios. Johann Sebastián Bach escribió en el título de muchas de sus partituras las letras S.D.G.: soli Deo gloria, solamente para gloria de Dios. También Antón Bruckner ponía al inicio las palabras: “dedicado a Dios”.

Ojalá que la grandiosidad de la capilla y la liturgia enriquecida por la armonía del nuevo órgano y el canto solemne guíen a todos los que frecuentan esta magnífica basílica a la alegría de la fe.

Es mi deseo en el día de la inauguración de este nuevo órgano.

Benedicto XVI